El flamenco es un arte que trasciende las fronteras de la música y la danza, convirtiéndose en una expresión cultural que representa la pasión y la identidad de Andalucía. En este contexto, el espectáculo Bailaores se erige como una celebración auténtica de este legado. Con una propuesta sencilla pero contundente, se nos presenta una velada que nos sumerge en la esencia misma del flamenco.
La esencia del flamenco en Bailaores
El espectáculo Bailaores se compone de una estructura minimalista pero efectiva: cuatro bailaores se presentan en solitario, seguidos de un emotivo remate final. Esta simplicidad permite que la profundidad del arte flamenco brille en todo su esplendor. En el ambiente, se percibe la expectativa, especialmente al notar la amplia asistencia de artistas que vienen a disfrutar y celebrar el talento de sus compañeros.
Con una escenografía despojada de excesos, el público se encuentra con cuatro sillas de enea alrededor de una mesa, donde se sientan figuras icónicas del flamenco como Manuel Tañé, El Yiyo, David Paniagua y Pepe Torres. Este último, además de ser un destacado bailaor, se convierte en el hilo conductor musical al tocar la guitarra. Desde un inicio, se establece una conexión profunda entre el cante, el toque y el baile, creando un ambiente de complicidad y emoción.
La presentación inicial y el protagonismo de la guitarra
El espectáculo comienza con una presentación musical en la que se siente la fusión de voces y guitarras. Juan Requena, el guitarrista principal, ofrece un solo lleno de delicadeza que prepara al público para la explosión de arte que está por venir. Este momento es crucial, ya que establece el marco emocional y rítmico del espectáculo, permitiendo que cada bailaor se exprese a través de su estilo único.
El baile de Pepe Torres: fuerza y elegancia
Al sonar los acordes de la bulería por soleá, el espectáculo toma vida con la intervención de Pepe Torres. Su baile es una mezcla de potencia y sutileza, donde cada movimiento parece un diálogo con la música. Torres tiene la habilidad de transformar la técnica en un arte visual, logrando que cada giro y quiebre de cadera se sienta orgánico y natural.
- El compás es su aliado, con movimientos que parecen fluir con la música.
- Su escucha activa del cante le permite responder con baile en perfecta armonía.
- La escobilla, un momento crítico en su actuación, destaca su dominio del ritmo.
La maestría de Torres es tal que la duración de su número parece ser la justa, dejando al público deseando más, un testamento de su habilidad para conectar con la audiencia.
David Paniagua: sutileza y compás
El siguiente en la lista es David Paniagua, quien, al ser llamado por los cantaores, se presenta en un círculo íntimo. Aquí, la atmósfera se transforma, ya que su estilo se caracteriza por una danza más sutil, jugando con el compás y los matices. Su interpretación es un juego de luces y sombras, donde invita al espectador a una experiencia más introspectiva.
El uso de los fandangos y bulerías para acompañar su baile resalta su versatilidad. La manera en que Paniagua se mueve sobre el escenario es un recordatorio de que el flamenco no siempre necesita ser ruidoso; a veces, la delicadeza habla más que una explosión de fuerza.
El Yiyo: energía desbordante
La energía regresa con El Yiyo, quien se presenta tras una transición musical por tangos. Su estilo enérgico y raciales recuerda a las raíces del flamenco, donde la fuerza de sus pies y el ritmo de sus manos se convierten en percusión viva. Cada giro y cada movimiento son un despliegue de virtuosismo que deja al público sin aliento.
- Arranques raciales que evocan la tradición flamenca.
- El uso de la auto-percusión añade una dimensión única a su baile.
- Su capacidad para mantener el equilibrio mientras ejecuta giros vertiginosos es impresionante.
El Yiyo logra captar la esencia del flamenco de una manera que recuerda a los grandes como Joaquín Cortés, mostrando que la danza flamenca es también una forma de arte que se adapta y evoluciona.
Barullo: la herencia familiar en el flamenco
La velada se cierra con Barullo, quien irrumpe en el escenario con la fuerza y el carisma de los Farruco. Su presencia es un homenaje a su linaje, y su estilo de baile, lleno de acrobacias y desplantes, refleja la herencia cultural que carga en sus venas. Barullo sabe cómo capturar la atención del público con su manera de moverse, combinando velocidad y fuerza.
Los aires de Cádiz impregnan el teatro, y cada paso que da es un recordatorio de la rica tradición que representa. La forma en que Barullo pasea por el escenario es un verdadero espectáculo, donde cada movimiento es medido y lleno de significado.
El final: una celebración auténtica del flamenco
El desenlace del espectáculo es una fiesta en sí misma. La alegría contagiosa de Pechuguita, quien se une al baile, y los desplantes de Pepe Torres son la guinda del pastel. Este momento final no solo cierra la velada, sino que reafirma el poder del flamenco como un arte que une a las personas, que invita a la celebración y al disfrute.
Los aplausos resonantes del público son un testimonio del impacto que tuvo esta experiencia. La autenticidad y la pasión que los bailaores exhibieron han dejado una huella imborrable.
Ficha artística
Bailaores, de David Paniagua, Pepe Torres, Barullo y El Yiyo
IX Bienal de Arte Flamenco de Málaga
Auditorio Edgar Neville, Málaga
26 de junio de 2025
Baile: Pepe Torres, David Paniagua, El Yiyo y Barullo
Cante: Manuel Tañé, Antonio Canito y Pechuguita
Guitarra: Juan Requena
Aforo: Casi lleno



























